Tenía miedo de perder los recuerdos
y aunque sabía que iban celosamente guardados, necesitaba descubrir que no habían desaparecido.
Retrocedió en el tiempo, y disimuló al ver el calendario. Recorrió las sombrías
calles que sin la luz del sol, aun parecían más bellas. El brillo que en suelo empedrado había dejado la tormenta, reflejaba
cada uno de sus pasos. Sintió que la humedad entre muros y edificios, estremecía su
cuerpo, su mente quiso aceptar está explicación, al darse cuenta de que
estaba temblando, para no mordisquear su corazón con la duda de si él aun estaría también guardado. Le llegaron los olores de las chimeneas o tal vez fueran aquellos
que ambientaban su recuerdo, quizá ni siquiera existieran fuegos encendidos,
aun no había llegado el invierno, y aunque el otoño estaba siendo frio, en los
hogares y locales aun se conservaba el calor del verano. Nadie había por la
calle, nadie excepto los gatos en busca de sombras donde sus ojos no fueras
descubiertos y poder caminar noctámbulos. Satisfecha comprobó que no le había costado llegar y vio entonces la luz a través de los
cristales, una luz de fósforo caliente, de llama prendida y atravesando la luz
una sombra, una figura silenciosa sin apenas movimiento, reconoció la sombra y
la figura y supo entonces que no le había olvidado, que todo estaba en su
sitio, las imágenes continuaban ahí, sin haberse alejado a pesar del tiempo y la distancia,y supo también
que ahora que conocía bien el camino, de vez en cuando retrocedería a otros momentos
para irle a buscar y que de está forma jamas , el tiempo anterior dejaría de existir.
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